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El mundo en el que vivimos...

En las últimas décadas del siglo XX asistimos a un conjunto de transformaciones económicas-sociales y culturales cuya vertiginosidad y complejidad no admite precedente y nuestro país no se encuentra ajeno a ello. Caen rápidamente todo tipo de muros y barreras entre las naciones al mismo tiempo que se amplía la brecha en el nivel de desarrollo humano al que acceden los distintos pueblos.

El mundo se ve invadido por formas de producción y consumo, una preocupación por el deterioro incontenible de los recursos naturales, el avance de la pobreza; sin embargo, se hace referencia a un nuevo fenómeno que ha llegado a convertirse en un paradigma para los países en desarrollo.

La globalización engloba un proceso de creciente internacionalización del capital financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones políticas internacionales y el surgimiento de nuevos procesos productivos, distributivos y de consumo deslocalizados geográficamente, una expansión y uso intensivo de la tecnología sin precedentes.

Es por ello que intentaremos en el transcurso del trabajo plasmar una conclusión integral de un tema en particular para lo cual tendremos que apoyarnos en investigaciones, análisis y conjeturas propias, tratando de mantener una visión de la realidad como un todo. En otras palabras buscamos sortear el aislamiento de diferentes disciplinas que tratan este mismo tema para lograr una influencia mutua arribando así a una respuesta conjunta. Llegando de este forma a una verdadera comunicación entre nuestras diferentes especialidades.

Tomando como tema principal a la identidad, trataremos en el desarrollar en la monografía la siguiente hipótesis grupal.

La identidad cultural de los diversos pueblos en la actualidad se va homogeneizando o generalizando según ciertas pautas comunes en marcha hacia una cultura estandarizada. Este proceso es propiciado por los poderes generadores de nuevas necesidades de consumo, que manejan a su vez los medios de comunicación social y la producción ofrecida.

Teniendo en cuenta la nueva escena sociocultural que se presenta ante nuestros ojos en este fin de siglo, dentro de la cual desfilan ciertos procesos reveladores del cambio, como ser una creciente “... pérdida de peso de las instituciones públicas locales y nacionales en beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional...”, “... la reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia urbanos...”, “... la reelaboración de lo propio, debido al predominio de los bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las cuales se pertenece”, “la consiguiente redefinición del sentido de pertenencia e identidad...” de los pueblos y “el pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida”, cabe cuestionarnos acerca del impacto negativo que éstos provocan sobre diversas realidades culturales de los pueblos, en particular sobre sus respectivas identidades, aceptando como un hecho ineludible la marcha hacia la aldea global, como paradigma de constitución del mundo con miras a la homogeneización del planeta en lo político, lo económico y lo social.

Para dar una visión más detallada de lo expuesto anteriormente, y lograr el alcance correcto a los términos utilizados en la hipótesis, nos basaremos en ciertas definiciones para poder explicar básicamente lo que entendemos por ellos.

La identidad de un pueblo está dada por “lo que un sujeto se representa cuando se reconoce o reconoce a otra persona como miembro de ese pueblo. Se trata de una representación intersubjetiva, compartida por una mayoría de los miembros de un pueblo, que constituirían un sí mismo colectivo.”

La homogeneización es un proceso según el cual dos o más elementos se van configurando según pautas comunes, hasta adquirir la misma naturaleza o género.

Adhiriéndonos a la definición expuesta por el Magisterio de la Iglesia mediante el Documento de Puebla, “con la palabra cultura se indica el modo particular como, en un pueblo, los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios. Es el estilo de vida común que caracteriza a los diversos pueblos, por ello se habla de pluralidad de culturas. Es decir, es el conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo debilitan y que al ser participados en común por sus miembros, los reúne en base a una misma conciencia colectiva.”

En sentido general, el concepto de estándar deriva del que tiene en el lenguaje corriente particularmente en la producción de bienes: un elemento, una pieza que es lo suficientemente extendida, generalizable, común como para constituirse en típica y universal.

Los grupos de poder, a nuestro entender, son una unidad social constituida por un número de individuos que poseen un estatus y unas relaciones mutuas estables, y que tienen un conjunto de valores o normas que regulan su conducta. Estos tienen las relaciones, bienes o elementos (políticas, económicas, sociales, etc.) suficientes para llevar a cabo sus logros e influir sobre el resto de los grupos y la sociedad por todos los medios posibles valiéndose de un hábil manejo de sus recursos. Ellos crean nuevas necesidades de consumo, que “son un impulso irresistible que obliga a obrar a las causas infaliblemente en determinado sentido”.

Partiendo de esta base intentaremos desarrollar el tema de la identidad, enfocada desde el punto de vista que le hemos dado en la hipótesis grupal, teniendo como objetivo poder dar un panorama concreto sobre ello.

Este trabajo será abordado desde distintos enfoques, tales como el cultural, sociológico, económico-político, intentando así, cumplir con la interdisciplinariedad planteada anteriormente.

Basándose en todo lo expuesto anteriormente, se plantea la siguiente hipótesis individual:

Los medios de comunicación social y el proceso de globalización influyen en el consumo de los individuos y por medio de éste, en la identidad colectiva de un pueblo, ya sea creándoles nuevas necesidades, ya sea haciéndolos dependientes a los objetos de consumo y generándoles, de esta manera, el hábito del consumo. Dentro de este contexto, sin embargo, no se borran ni disminuye la posibilidad de los individuos de optar entre las alternativas que ofrece el gran mercado, por aquella que mejor le satisfaga sus necesidades.

A través de este trabajo se intentará, en primer lugar dar una caracterización del tipo de cultural que se está forjando a fines del milenio y como ésta nos afecta no solo como individuos de una sociedad, sino también como consumidores.

Con el paso del tiempo los hábitos de consumo se van modificando, así como también, la forma de poner el producto en contacto con la gente es distinta a la que existía hace un par de años atrás. Los adelantos tecnológicos en materia de producción y distribución de bienes y servicios, hacen posible que hoy en día se pueda conseguir un mismo producto en la Argentina que en Japón.

Estos cambios no solo incidieron en la economía de un país, sino también en las costumbres y tradiciones del mismo; por ello abordaremos en el primer capítulo los problemas de la identidad, lo que sucede cuando se la pierde o se encuentra sometida; y relacionado con esto se verá en que consiste la globalización, que efecto tiene en nuestras vidas, los beneficios que ésta trae, así como también los perjuicios que ocasiona, especialmente en los países subdesarrollados que no cuentan con los recursos necesarios y adecuados para enfrentar estos cambios que se vienen dando a nivel mundial.

En un segundo capítulo se determinará cual es la incidencia de los medios de comunicación en la sociedad, como llegan a influir en la identidad de un pueblo y también en los hábitos de consumo. La gente quiere estar "al día", quiere poseer "lo último", con el paradójico resultado, por lo demás, de que cuando ha adquirido lo "último", lo "nuevo" ya ha salido al mercado.Vivimos inmersos en programas breves, en el perpetuo cambio de las normas y en el estímulo de vivir al instante: el presente se ha erigido en el eje principal de la temporalidad social.

Y por último se tocará el tema específico del consumo. Como actúan los individuos frente a una opción de compra, es decir que actitud adoptan cuando tienen que elegir el modo de satisfacer sus necesidades; y relacionado a este tema como influye el consumo en la identidad del individuo. Además podemos decir que los cambios en el consumo modifican la identidad de la sociedad; nuevas costumbres, nuevos hábitos desplazan a los antiguos produciendo una constante renovación y continuo cambio de los gustos.

Monografía creado por Verónica Cecilia Pralong. Extraido de: http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/eco/globvero.htm
02 de Junio de 2006

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